Viviremos un segundo más en este recién estrenado 2006

Es algo extraordinario, sí, pero más habitual de lo que pueda parecer. Desde 1972 se han sumado paulatinamente 32 segundos adicionales a los relojes de todo el mundo. La explicación está en que el movimiento de la Tierra es cada vez más lento, y hace ya una eternidad que el hombre se debe a la implacable dictadura del tiempo. No nos queda más remedio que ajustar la hora al tedioso y constante movimiento rotatorio de nuestro planeta.

Desde 1961 hasta 1972 se redujo el ritmo de los relojes atómicos para mantenerlos en sintonía con la Tierra y, a partir de entonces, hace 23 años, para adecuar la sincronización con el tiempo solar, se recurrió a los famosos minutos que se estiran hasta los 61 segundos.

El intrépido segundo esta vez se abrió paso coincidiendo con la campanada que da la bienvenida al nuevo año. A las 23:59:59 horas no le siguió las 0:00:00, sino un extraño 23:59:60.